Redefiniendo la relación México-EEUU

Sin duda, la relación bilateral con Estados Unidos es la de mayor profundidad para México. Se trata de una relación madura, multifacética, compleja e integral.
El recién cambio de gobierno en Estados Unidos, representa para México, una oportunidad para redefinir su relación con este país, y a lo largo de este ensayo se contemplarán dos vertientes como propuestas ante este nuevo panorama: desarrollar el mercado interno del país, y la diversificación de las relaciones internaciones de México.

La primera vertiente, el desarrollo del mercado interno, se vuelve imperativo, ante los nuevos escenarios de debilitamiento global. Tal como lo ha señalado la Organización para el Desarrollo y Crecimiento Económico (OCDE), hoy en día, se ha vuelto fundamental que los países apuesten por el crecimiento de su mercado interno, ya que las exportaciones pueden representar un importante riesgo por el desempeño de la economía internacional.
El consumo es considerado el motor interno para el crecimiento económico porque si crece, las ventas aumentan, los inventarios disminuyen y la producción y empleo también se incrementan, lo que puede brindar una perspectiva de crecimiento económico del país. Y tal es el caso para México en este nuevo panorama, se debe incentivar el consumo nacional, y como ejemplo de esta vertiente se puede considerar la campaña del Gobierno federal recientemente lanzada “Hecho en México” que busca la identificación de los productos que son elaborados en el país y fomentar con ello su consumo.

La segunda vertiente, la diversificación de las relaciones internaciones de México, representa una opción considerada desde hace tiempo, que debe volverse una prioridad y meta a corto plazo; y a propósito del foro “Donald Trump Presidente: El día después” organizado por el Instituto Belisario Domínguez, que tuvo lugar el pasado 23 y 24 de enero en el Senado de la República, el Doctor en Economía por la Universidad de Yale y Director Ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, Enrique Cárdenas Sánchez, hizo una valiosa reflexión al respecto:

“México tiene una historia fallida de diversificación del comercio, se han hecho grandes esfuerzos institucionales por forjar tratados de libre comercio; éstos existen, pero están dormidos y ha llegado el momento de despertarlos. En particular, es importante que México encuentre nuevos mercados para sus productos de exportación, dicha diversificación es clave y se podrían empezar a dar pasos para que se logre.
La Secretaría de Economía podría crear un grupo que se dedique a identificar y encontrar maneras de acercarnos a dichos clientes, no solamente para la industria automotriz pero también para otros sectores dinámicos. Dado el tipo de cambio actual, se podría generar una substitución de importaciones mediante la creación de una política industrial. Estos escenarios siempre estaban presentes, pero hoy son más factibles que nunca por el cambio tan radical en precios relativos. El mercado interno es lo que ha sostenido la economía estos últimos meses, pero ahora cobra una importancia aún mayor. La inversión pública debe coordinarse con la inversión privada, por ejemplo, en las zonas económicas especiales que se decretaron hace poco. Se necesitan incentivos específicos fiscales, estatales y municipales. Si hoy en día compiten los estados por plantas automotrices, ¿qué no podrían competir por inversión interna?”.

En conclusión, es cierto que Estados Unidos es un socio muy importante de México y lo seguirá siendo; a pesar de toda esta coyuntura, México continuará relaciones con Estados Unidos, pero no hay que perder de vista que México es una nación abierta comercialmente al mundo y una plataforma logística natural, bien conectada.

Se vuelve imperativo incrementar las misiones comerciales de empresarios mexicanos hacia países en Europa, Asia y Sudamérica que permitan la diversificación de la oferta mexicana; así como seguir fomentando el consumo nacional de bienes nacionales.

Aplicando este tipo de medidas, la dependencia a un solo país se reduciría, y por lo mismo, el riesgo ante escenarios internacionales cambiantes, y de esta manera se alcanzaría una estabilidad económica y social.

Sofía Palencia